martes, 31 de julio de 2018

Confiando Ser







El corazón joven, los pies fuertes, la mente sabia y el espíritu encendido.

by Andres Garelli













domingo, 4 de marzo de 2018

Amantes rítmicos









Sorprendente cómo puede la conciencia eclipsarse en un solo instante. ¿Será que está deseosa por encontrar un algo que la complete?

… Y ¿Porqué está incompleta?, ¿Qué busca?… sensaciones, imágenes, impulsos, futuro, inspiración, trascendencia?

…¿Será que fusionandose con otros cuerpos se multiplica?, ¿Es el acto amoroso un acto de inmortalidad?!

...Ese instante es eterno y sabe a otros espacios y tiempos diferentes, no habituales y se busca repetirlos, atraparlos, fijarlos. Abre un abanico de registros nuevos, mezclado con un viejo y ancestral intento de comunión.

Debe ser que en un mismo y auténtico encuentro se puede transitar por los mismos ritmos corporales y energéticos del ciclo natural de las cosas...

Comenzamos por un suave fluir terrenal, recorriendo con las manos ese nuevo terreno desconocido. Contacto y sensaciones penetrantes que nos toman y nos embebemos de ellos… Suaves caricias, olores frescos, húmedos suspiros, diferentes temperaturas que se encuentran produciendo un especial microclima donde la energía se difunde, haciendo danzar vaporosa cada célula.

Va encendiéndose y ampliando poco a poco el fuego producido por esa constante fricción de materiales inflamables. Así va naciendo un movimiento conjunto, sosteniéndose entre sí, sin poder soltarse, dirigiendo los cuerpos en una concentrada e inflexible dirección. Quemándose en un duro y certero vaivén que como el rayo te parte en mil pedazos dejándote estaqueado en la mitad del fulgor.

Así sin recaudo, el cuerpo lo quería todo. Comienza desde adentro hacia fuera un inminente estallido, el cuerpo domina en un espontáneo descontrol donde ya nada importa, solo la inestabilidad que produce la entrega total... Me levanta y se mezclan los sentidos entre el bramido de las olas al romper, su gustoso amargor que la lengua lame y el sonido de los vidrios estallando por el espacio. Electrificados y lavados en sudor sin forma, nos expandimos y hundimos temblando hacia lo desconocido, perdiendo identidad.

En ese instante la corteza cerebral se incendia, un corto circuito produce el estado de éxtasis donde los movimientos pasan a ser grandes obras de arte, magistrales fuerzas del aire que viajan hasta el cosmos transportándonos en sutileza expansiva. Toma mis brazos en una danza coordinada y armónica, dejándonos llevar por la idílica música que nos eriza la piel en tenue luz. Danza que disuelve y coagula infinita en un espiralado ritmo creativo, que entre sinfonía de finas gotas refrescante, la energía va subiendo golpeando épicamente al corazón. Desprendiendo chispas hirvientes que destellan en el viento, unificando el campo energético que nos envuelve y nos fascina al mirarnos, multiplicándonos en gestos y frutos estelares.

De allí solo la inconmensurable quietud de la unión puede hacernos volver. En la calma nos vamos reencontrando. Aún todo roce sigue erizandonos y equilibrando el campo que entre expansión y contracción sigue elevándonos y transformándonos ya en cosa innombrable... Entre el abrazo tierno y eterno, emergen caricias sublimes, miradas profundas y la sonrisa de plenitud. Una certeza de estar siendo una misma esencia en dos cuerpos de materia diferentes, acompañándose años luz en la inmortalidad del amor.

Sanando heridas luego de un viaje hacia afuera que, sin saberlo, fuimos impulsados hasta nuestro propio centro interno. Abrigados en el cuerpo del otro y en el abrazo protector, la vida es energía y amor en movimiento liberador. Desde el afán de querer manifestar la unidad, reposamos y descansamos fundidos sin pretender más, solo sentir y amar al Ser desde nuestros propios ritmos creativos. 



PAMagaMensajera
Córdoba 2018